jueves, 24 de mayo de 2012

MUDANZA

Todas las publicaciones que había en relatos, han pasado al blog principal.


http://complicidadpersuasiva.blogspot.com.es/

martes, 21 de febrero de 2012

AQUELLA TARDE

Al llegar a casa y verla de espaldas, cubierta tan sólo por su fina bata de raso, mi excitación se dispara. Su culotte negro se deja entrever a través de la tela. La observo en silencio desde la puerta mientras permanece ajena a mi presencia.


Su pelo está recogido en esos moños imposibles que se hace para estar en casa y que dejan escapar los negros rizos sobre su delicioso cuello. El movimiento de su cuerpo acompañado por una música siempre alta, que se convierte en mi aliada, al igual que el mueble que está limpiando me detienen. Su cuerpo sube y baja dejándome ver todo su esplendor a través de la fina tela. Siento deseos de acercarme, sé que se asustará, pero eso me encanta, quiero pillarla por sorpresa. De un salto mi mano llega a su cintura y mis labios a su cuello; se vuelve ligeramente, me besa suavemente y continúa a lo suyo, como si fuera tan importante como para no poder interrumpir su tarea o quizás … juguetona, intuyendo lo que pasa por mi mente. Subo delicadamente la parte de atrás de la bata y ella protesta con voz mimosa. Me agacho, dejando mi rostro a la altura de sus nalgas.
- Déjame, ¡ tengo que terminar!
Haciendo caso omiso de sus palabras, como si la música me impidiera escucharlas, agarro con fuerza sus caderas intentando impedir el contoneo de sus caderas.
- No voy a dejar que te escapes malvada y menos después de cómo me has puesto por teléfono.
Hundo mi lengua en ese culete deseado y lo mordisqueo. Ella continúa resistiéndose, moviéndose, divertida, para liberarse de la presión de mis manos en sus caderas. Agarro sus muñecas con fuerza y tiro hacia mí. Mi boca recorre todo su culo y busca su sexo… pero sus piernas están demasiado cerradas para permitir la incursión de mi lengua entre ellas. Me golpea, tiro de sus muñecas con fuerza obligándole a que arquee las piernas, momento que aprovecho para colar mi cabeza entre ellas. Mi boca, no mis labios, ni mi lengua; mi boca se apodera de su sexo hundiéndose en él. Está empapado y siento como un escalofrío recorre sus piernas cuando boca y sexo se unen. Rebozo mi cara contra él, impregnándome de su aroma, sintiendo en ella toda su humedad. Su sexo la delata, se entrega a pesar de sus protestas.

Sujeto su cuerpo por el culo, poco a poco la excitación le hace abandonar esa inútil resistencia y lentamente va cayendo al suelo sin que mi boca se separe de su sexo. No quiero dejar de sentir esa humedad … mientras ella comienza a retorcerse de placer. Separo suavemente sus piernas, abriéndolas de par en par y mi lengua la penetra sin contemplaciones. Entra y sale. Sale y entra. Entra y sale. Sale y entra, deteniéndose en su botoncito. Hoy no pararé hasta el final por mucho que me lo pida. No pararé hasta beber el elixir de nuestra pasión. Quiero sentir su placer extremo, ese momento en el que la incomodidad se ve superada por el placer. Abro sus labios para descubrirlo, rojo, henchido y deseoso y lo cojo entre mis labios, los contraigo sobre él para que note el deseo que me llena, ese deseo que hace que mi sexo este duro, muy duro, porque sabe que, en algún momento, le llegará su turno. Tendrá que esperar, mis labios llevan mucho tiempo sin probar ese manjar celestial.

Se excita al sentir el placer que me produce ver cómo se retuerce bajo mi cara. Necesitaré
tiempo para satisfacerla antes de que el sexo invada los rincones que ahora recorre mi lengua. Su clítoris está entre mis labios; aprieto, suelto, aprieto y con mi lengua lo recorro en círculos. Noto como sigue creciendo, perdiéndolo a veces por los bruscos movimientos de su pelvis, que se eleva en un vano intento por detener mi lengua y atraer lo que más desea. Tendré que ser más duro. Sujeto sus caderas fuertemente contra el suelo para que mi lengua pueda seguir jugando con su sexo. No puede moverse y eso le excita y le hace chillar. Me pide que la suelte pero no lo hago.

 Es una pena que tenga que usar la fuerza para inmovilizarla. Si no fuera así, mis manos podrían ocuparse de esos dos botoncitos mágicos que tiene en el pecho. Podría acariciarlos, pellizcarlos, apretarlos para que también ellos sintieran mi deseo. Pierde fuerza, agotada por el placer, lo que me permite hacer aquello que mi mente imaginaba, consiguiendo que sus gemidos se eleven por encima de la música y que mi rostro sienta el líquido saltando con fuerza mientras sigo devorando su sexo, follándolo con mi lengua. Quiero recibir su líquido con el mismo deseo que ella recibe el mío, con el mismo placer; con la misma sensación de victoria que sé que la invade cuando consigue hacerme perder el control de mi cuerpo, cuando se hace con el dominio de mi deseo y mi voluntad se ve paralizada por sus caricias. El movimiento de nuestros cuerpos se calma lentamente, libero sus caderas, recostándome junto a ella, besando suavemente su rostro.
Permanece quieta unos segundos, agotada por el esfuerzo del orgasmo. Bruscamente se levanta y antes de que me dé cuenta agarra mis manos con fuerza, colocándolas sobre mi cabeza y comienza a cabalgarme.... Pero esa historia tendrá que esperar a ser contada en otra ocasión.

Creado por la imaginación de J, alias AAA, convertido a relato por Utópica, corregido y retocado por J.
Vamos, lo que se llama trabajo en equipo

sábado, 18 de febrero de 2012

TRIO SORPRESA

Se trataba de un hombre "convencional", con una sexualidad "convencional" vivida con mujeres "convencionales" y, de repente, entra en su vida una dama que rompe todas las reglas establecidas en su "convencional" vida; yo.
Según nos íbamos conociendo, se fue dando cuenta que existe gente que vive su sexualidad de una forma natural y diferente, al margen de todas las normas, y, eso, le hizo desearme hasta un límite inimaginable, y, conforme el más me deseaba, yo mas dispuesta estaba a cumplir sus deseos.
Se empezó a establecer entre nosotros una curiosa relación en la que me sentía admirada y deseada como pocas veces antes, sentía que tenía necesidad de adentrarse en mi mente, que su meta era conocerme (tu, mi deseado A, bien sabes de lo que soy capaz en estos casos), por eso, decidimos cometer una locura.
¿Una cita a ciegas? No; un fin de semana entero a ciegas.
Una locura.
Así, llegue a mi destino, tranquila hasta el punto de darme miedo, y con una seguridad que me asustaba.
No te contaré el primer día, se que no es eso lo que te interesa de esta historia, solo decirte que, tras una primera noche en la que todo fluyó de la manera mas natural y morbosa, llego un primer día que resulto maravilloso.
A pesar de no formar parte de mi "mundo", quería comprenderme, saber lo que sentía, como me sentía, de que manera encontraba el morbo, el juego, hasta donde era capaz de llegar...
La segunda noche, me arregle, para salir. Tal y como me había pedido, me vestí de manera sexy y atrevida, me vestí para él, para intentar cumplir esas fantasías hasta el momento matadas por unas normas preestablecidas con las que quería romper.
Cuando estaba preparada, me llevo al salón, me sentó en el sillón y empezó a acariciarme, a tocarme, a besarme; le advertí que, si empezaba a jugar así, no saldríamos.
Me beso, despacio y tiernamente y me pidió que me dejara hacer.
Me entregue a el y, tal y como me había sugerido, me deje llevar.
Al rato, mis ojos estaban tapados con un antifaz.

Mis manos iban y venían por su cuerpo, sin ver lo que tocaba.
Estaba cachonda; normalmente me pone así tener los ojos tapados; sin duda reactiva el resto de mis sentidos.
Noté que se había bajado los pantalones y, antes de darme cuenta, tenia su polla en
la boca; con la excitación que tenía la empecé a chupar con avidez.
Sentí movimientos extraños, pero el deseo se había apoderado de mis pensamientos, y no fui capaz de determinar de que se trataba y lo que se me venía encima con ello.
Desapareció, me pidió que estuviera quieta y, tras unos segundos, un hielo recorriendo mi pecho me indico que había vuelto.
Entonces un extraño aroma, no detectado con anterioridad, me hizo volver la cara hacia el lugar de donde creía provenía el olor.
Mis manos volvieron a intentar tocarle, pero me agarro ambas muñecas, suave pero firmemente, inmovilizándome con una sola mano.
A estas alturas de la noche, mi vestido, palabra de honor dejaba mis pechos al descubierto, y mi falda, demasiado corta para cualquier ocasión, dejaba mi sexo a merced de mi acompañante, que comenzó, con la mano que tenia libre, a acariciar mis pechos mientras con la otra hacía un recorrido desde mi rodilla, por el inferior de mi pierna, poco a poco, hasta mi sexo.
Entonces me di cuenta.
No estábamos solos.
Sentía tres manos sobre mi cuerpo.
- ¿Quien hay?- Pregunté un poco asustada.
- He invitado a un amigo.
Entonces me susurro al oído.
- Quiero verte en acción, quiero ver si, de veras eres tan caliente como te muestras en nuestras conversaciones, quiero verte enloquecer de placer, y, la única condición es que, en ningún momento puedes quitarte el antifaz. Quiero ver a la zorra que llevas dentro, y quiero verla ahora.
¿Mas? Pienso. El contacto de otras manos ya me había excitado, pero, sus susurros en mi oído, Buffff, sus susurros en mi oído me hicieron enloquecer.
Coloqué mi culo al borde del sillón para dejar mi sexo a vuestra merced.
Deseaba sentir esas cuatro manos recorriendo mi cuerpo, adentrándose en sus rincones, haciéndome enloquecer, y, esa zorra que hay en mi, ya se había apoderado de mi ser.
Los comentarios de su invitado no dejaban de excitarme.
Al principio actuaba como si no le estuviera escuchando.
- Como me gusta
- Tenias razón, esta buenísima.
- Me va a encantar follarla contigo.
Los hielos recorrían mi pecho, y se derretían rápidamente.
Ambos bebían de mi cuerpo.
Mis pezones se erizaban hasta el punto de doler con el frío.
Mi sexo estaba empapado y mi cuerpo se retorcía para decirles, sin palabras, donde deseaba ser tocada.
Mi sexo les llamaba, pero, ellos no parecían escucharle.
Agarre la que creí era la mano de mi amigo, y la lleve directamente a mi sexo, mientras le decía.
- Tócame o me volveré loca
La voz de su invitado me hizo darme cuenta del error.
- Te voy a tocar y te voy a beber.
Un hielo comenzó un nuevo recorrido, desde mi pecho hasta mi sexo.
Me retorcí con una mezcla de placer e incomodidad, y mi amigo me correspondió pellizcando mis pezones y dejando a su invitado actuar a su antojo,
Sentí que se arrodilla frente a mí y lamía mi sexo con deseo.
- Esta frío, Mmmm.
- Si, duele.
- ¿No te ha gusta?
- Si, no se, es una mezcla de placer y dolor curiosa.
Mientras hablamos sus dedos se adentran en mi sexo al tiempo que la polla de mi amigo va camino de mi boca de nuevo.
Un nuevo hielo empieza a recorrerme desde el ombligo mientras su invitado va, con su lengua, recorriendo el mismo camino.
- ¿Has visto lo rápido que se derrite?
- Esta muy caliente tu amiguita.
De pronto vuelvo a sentir el hielo en mi sexo, pero esta vez, se cuela dentro de mi, acompañando por las manos de su amigo, que, casi al tiempo eleva mis piernas sobre sus hombros, dejando que el hielo se adentre en mi vagina para, segundos después, bajármelas mientras con su boca se bebe la mezcla de mi calentón y el agua.

------------------
Con lo que me estáis haciendo vivir tengo poca capacidad para reflexionar, pero, lo que realmente me esta poniendo a mil es tu deseo de excitarme y de darme mas de lo que pueda imaginar. El deseo de que me sienta tuya y de que, un solo susurro me haga perder la cabeza y haga cosas que, aunque ni te lo imaginas, nunca antes había hecho.
Tu amigo me ha cogido con ansia, sin duda es un tío muy caliente.
Por el tacto se que es de mi altura, aunque le supero bastante con los tacones, y lleva la cabeza rapada. Poco mas puedo deducir. Su cuerpo es fibroso y delgado, y su polla, delgada, como su cuerpo.
Estas paralizado por la situación. Te excita solo el echo de verme con otro, y el saber que, si los tres estamos allí es por que tu lo has planeado.
En alguna de las conversaciones más que subidas de tono que hemos tenido previamente, te había dicho:
En estos momentos estoy tan cachonda que creo que serias capaz de conseguir de mi cualquier cosa.
Te habías empeñado en averiguar si realmente era así, y estabas comprobando que si.
De nuevo, te siento susurrar en mi oído.
- Ponte a cuatro patas, quiero que te follé mientras te miro a la cara.
Se sienta en una silla y me coloca frente a el, con el culo en pompa, mientras le dice a su invitado.
- Fóllala, quiero ver la cara de zorra que pone.
Me quitas el antifaz y me dice:
- Si vuelves la cabeza para ver a nuestro amigo, se termino el juego.
Bufffff, siento como el invitado me clava la polla sin pedir permiso previo.
No quiero verle, no tengo interés en verle.
Solo tu cara, desencajada por el placer de verme me interesa.
Intento besarte, tarea nada fácil teniendo en cuenta las embestidas que estoy recibiendo.
El invitado lleva sus manos a mi sexo y juega con el mientras no deja de follarme.
Empapa sus dedos con mi flujo y los lleva a jugar con mi culito.
- ¿No decías que tenia un culito muy estrecho? Por que a mi no me lo parece tanto
- Normalmente si, pero esta tan zorra que quien sabe.
- ¿Puedo intentar follárselo?
- Siiiiiiiiiii
Dices con una cara de perversión que, si no fuera por lo mucho que te conozco me habría dado hasta miedo.
De nuevo un susurro, intentando calmarme.
- Cuando quieras lo paro princesa
A continuación y tras ver mi cara
- Lo siento, se que no te gusta que te llame así, me sale sin querer, disfruta, parece que sabe bien lo que hace
Bufff, y bien que lo sabe, juega con mi culito despacio, sin prisas, sabe que es la única manera de follárselo.
Tu apenas me tocas, te limitas a susurrarme al oído, y a besarme de cuando en cuando, absorto en ver como tu invitado se hace, poco a poco con mi culo.
Me va clavando la polla despacio, mientras, de cuando en cuando acaricia mi sexo y da algún que otro azotazo en mis nalgas, diciendo cosas que me están poniendo muy cachonda y que me hacen imaginar vuestras conversaciones previas.
- Dios, como me gusta el culo de tu amiguita, tenias razón: es un poco estrecho, pero me da la impresión de que tenia ganas se polla.
Ni os lo imagináis. Cuando he tocado esa polla tan delgada, pero larga, y cuando he visto las tablas que tenia tu amigo, he sabido que tenia una polla ideal para mi estúpido culo.
Cuando menos lo esperáis, echo mi culo hacia atrás, clavándome la polla hasta el fondo.
- Parece que te esta gustando, pues tranquila, que te voy a dar lo que me pides
El invitado empieza a embestirme con fuera una y otra vez mientras no paras de besarme y acariciarme con toda la ternura del mundo y decirme:
- Esta es la mejor muestra de pasión que me podías dar
Continuas paralizado, disfrutando, solo con ver como, por esa pasión que nos une y esa confianza que tengo en ti, estoy dejando que me follé un completo desconocido.
Me corro varias veces, es una putada que mi culo sea tan antisocial, con lo que disfruto cuando alguien se hace con el...
De repente, el invitado saca su polla y deposita una enorme corrida sobre mi, mientras tu me besas recordándome de nuevo lo feliz que te he hecho.
Me limpias lo suficiente como para que pueda moverme al baño y me adviertes que te avise cuando termine.
Me vuelves a colocar el antifaz y me lleváis a sillón. Os sentáis a mi lado y volvéis ha hablar de mi como si no estuviera presente, mientras vuestras manos recorren mi cuerpo.
Comentáis lo que os esta excitando esta situación, lo cachondos que estáis.
Me abrís de nuevo de piernas mientras ambas manos se cuelan en mi sexo y yo comienzo de nuevo a retorcerme de placer.

- Esta otra vez empapada.
- Parece que esta situación la tiene tan cachonda como a nosotros.
- Quiero follármela otra vez antes de irme, ¿me dejaras?
- Creo que si, hoy esta tan cachonda que, como no sea con tu ayuda, no seré capaz de hacerme con ella.
Efectivamente, al rato, entre los dos me lleváis a la cama, me tumbáis sobre ella y, mientras el invitado me folla, tu me acaricias y me hablas, no pasa mucho tiempo hasta que, los jadeos y los gritos del invitado me indican que se ha vuelto a correr.
- No me ha dado tiempo ni a echárselo encima, me encanta como folla
Me dices al oído que no me mueva.
Siento un beso en los labios
- Encantado, espero que me permitan volver a verte, preciosa, me has encantado.
Permanezco quieta, en la cama, esperando que regreses.

De repente, te siento entre mis piernas y, tras pocos minutos, tu polla dentro de mi, follándome despacio.
Me quitas el antifaz.
- Ahora me toca a mi, no te imaginas como me has hecho desearte, espero que estés dispuesta a no dormir en toda la noche.
Nos besamos con pasión y ternura, dando paso a una noche sin fin.